jueves, 18 de julio de 2013

The walk of shame

Quiero pensar que todos saben cuál es el walk of shame pero yo, como doncella ejemplar, hablaré de MI propia versión del walk of shame.

Definitivamente a uno le podría dar vergüenza salir de una habitación cuando absolutamente todo el mundo sabe lo que has hecho (principalmente la persona que estuvo allí adentro), vamos a enfocarnos en ese primer aspecto mientras les cuento lo que tuve que sufrir el fin de semana pasado.

Right, primero, una es mujer. Y por ello, me refiero a que comenzando en el desayuno en Torreón y hacia el camino de tres horas a un pequeño pueblo en medio de la nada, tuve terribles dolores ¿menstruales? At least I think they were. 

Lo que importa es que una mujer como yo (me refiero a una mujer que viene de una familia de drogadictos) siempre lleva drogas interesantes en la bolsa. Desgraciadamente, las drogas se las he prestado a mi padre quien se las queda, las traga todas o las pierde. Yo estaba sosteniéndome de una columna, haciendo un sonido agudo y constante, con cara de terrible dolor. Así que mi papá, con mucha culpabilidad, me compró una nueva caja de Buscapinas compuestas. I swallowed two. Nothing happened.

¿Han manejado por un desierto, verdad? Es desesperante. Una linea recta en medio de los que mi abuela llamaba indios (en la noche parecen personas con penachos) en donde no parece haber civilización en cientos de kilómetros a la redonda.

Ahora agreguen un dolor invalidante. Así que, naturalmente, me tragué otras pastillas más. En algún momento las cosas comenzaron a ponerse lentas y luego, entre dolor que se convertía en muchos sentimientos (no sé cuáles porque estaban muy mezclados) perdí la razón. De repente despertaba, decía alguna estupidez y volvía a dormir. Desperté bien a una hora de nuestro destino. Tenía dolor pero ya no era comparable. Así me pasé el día, como si caminara sobre algodoncito. 

Nos estábamos quedando alrededor de 17 personas en una pequeña casa de cinco habitaciones relativamente minúsculas (ya no se usan los cuartos grandes en las nuevas construcciones y es toda una lástima... pero esa casa lleva allí entre 30-40 años, si no me fallan mis matemáticas). Hay, apenas, dos baños. El segundo es nuevo. Tendemos a olvidarlo. Está en la habitación que está casi separada de toda la casa: se debe cruzar todo el pasillo, la sala-comedor y la cocina para llegar a él. Éramos tantas personas que algunos tenían que dormir en la sala. 

Regresando a mí, llegué a dormir. Literalmente, no dije nada y me metí en la pijama y en la cama, casi simultáneamente. Y me morí. 

No, no tanto, escuché cuando llegarón mis primos (el idiota de mi primo, no comportándose como el adulto que es, decidió llevarse a los teens de mi tía a las 8 de la noche a la ciudad, como si el Norte fuera el lugar más seguro en todo el planeta Tierra), y escuché antes de eso a mi tía, dando vueltas en la puerta de entrada. 

Pero entonces, de repente, me desperté. Algo no estaba bien. Es decir, el dolor ya medio apaciguado seguía allí pero no era eso. Algo extraño sucedió y... baño. En el camino encontré a mis primos los teens enfundándose en pijama: él usa un mameluco, almost 18yo. A treasure.

En el fondo de mi mente lo sabía... lo sabía totalmente. Llenarme de metamizol debía tener consecuencias. Cuatro o cinco pastillas (perdí la cuenta) después, mi intestino habíase paralizado. 

Toda la noche estuve levantándome de la misma manera. Dormía apaciblemente and then BAM, something's wrong. Baño. Lo peor es que estaba yo al penúltimo cuarto y debía recorrer todo el pasillo hasta el baño (justo a un lado de la sala). 

En el tercer viaje, uno sabe que ya ha despertado a todo el mundo. Doce personas estaban conscientes de mí. Pero definitivamente la más consciente era yo. El walk of shame es tener que salir del maldito baño, intentar apagar a luz con todas sus fuerzas (el switch es viejo) y regresar a la cama, donde tu hermana se ha estirado en la única almohada y fuckyou, vas a estar incómoda. Creo que un par de personas me preguntaron cómo estaba pero me hallaba tan dormida y deshidratada que no recuerda mucho. 

Esto continuó hasta la mañana. La penúltima vez que entré al baño pensé en una sola cosa: "Caray, es como el walk of shame, avergonzados por una cosa que a todos pinches pasa. Somos humanos idiotas. Digo, si Lillian Donovan pudo cagar en la calle, todos tenemos el poder de abrir una puerta sin sentirnos mal por lo que hayamos hecho detrás de ella."

Fuck it, básicamente. Y así. 

La siguiente mañana desperté sabiendo que me lo merecía. Todos salieron de la cama y yo me quedé allí, bebiendo mi pequeño vaso de aguay tomando Loperamida que tuvimos que mendigar. Mi mamá regresó de la cocina y preguntó un poco preocupada: "Allizzia... ¿que anoche te dio diarrea?"

Prendí la luz dieciseis veces, discutí con mi papá y me aventé en el colchón para que mi mamá no se hubiese despertado una sola vez.

MADRE, POR FAVOR.

En resumen, pues, al diablo el walk of shame. Posqué. 

PD. No deberías confiar en mis matemáticas. En realidad, nadie debería confiar en mí ni nada que sea mío.
PD2. Mis primos teens porque son pochos. The poor guys cannot spell in either language. 

1 comentario:

Frédéric dijo...

¡Feliz cumpleaños, doncella!