viernes, 29 de junio de 2012

Cine latino

Tengo muchas ganas de escribirles una de estas entradas y hoy se me presentó la oportunidad porque después de lavar los trastes me senté a ver la televisión. Como es normal, no había nada que ver así que le cambié a las películas. Mi hit es ponerle en el canal de Cine Latino. A veces hay películas muy buenas (un día vi una de una tipa en un psiquiátrico que se embaraza y nunca supe su nombre, si saben cuál es les encargo el nombre) pero a veces tengo la grandísima suerte de encontrarme con alguna película de Paco del Toro. No, okay, no sé si sean todas de él pero estas películas mexicanas son la cosa más graciosa del mundo.


La vez pasada me tocó ver una de una familia donde el hombre abusaba psicológica y físicamente de su esposa. Ahora me tocó una donde el tío de la familia abusaba sexualmente de la sobrina, una niña de 7 años. Los personajes principales de ambas películas son mujeres que parecen ser fuertes pero... tienen debilidad *música conmovedora*. 


Lo gracioso de estas películas es que, como toda historia, llega a un climax en donde el problema es mayor, terrible... Pero entonces, cual Rosa de Guadalupe, la gracia de nuestro señor Jesucristo pastor nos alumbra con su serenidad y sensibilidad *cae un rayo de luz que brilla como una lluvia de diamantina* y aunque es difícil Jesus nos pone un camino donde nos acompaña para nuestra sanación, redención y perdón.


Exacto. 


Digo que deben ser del mismo director, mínimo del mismo escritor, porque son EXACTAMENTE IGUALES. En todas se dice que la solución es PERDONAR. Aunque realmente me parece que el perdón es algo honorable y debe ser una regla (más que perdón tolerancia y ese tipo de cosas), ¿really, cristianos? ¿perdonar al esposo que te golpea, te hace sentir peor que un percebe y que le grita a tu hijo? ¿perdonar al hombre que te violó, te arruinó tu infancia, destrozó tu seguridad y jodió tu vida? OH, OKAY CRISTIANOS. ¡HOY MISMO LO HAGO!


So, las películas están hechas bien y hasta los diálogos son decentes. Pero te pasas diciendo FUCKYOU durante todo el rato. Yo lo dije varias veces con el "perdona a tu violador", que, si entendí la metáfora correctamente, ¡CONTINUABA VIOLANDO NIÑAS! (También había otro violador de niños pero estaba viejo y llevaba varios niños violados a los que compraba con dinero y chantajeaba pero una vez se fue con una niña muy grande quien se convenció de decirle a su mamá y pues se le fue todo en cagada)


Anyway, yo terminé muy frustrada con estas películas. Lo que debió pasar -tanto en los casos de la realidad como- en el filme fue que la tipa frustrada fuese debidamente medicada (la depresión es química, no se hagan güeyes) y denunciase al hijoeperra de su tío que iba a seguir usando a niños de gorritos porque oh,si era psicólogo infantil y pedagogo o algo así. Y lo que debió pasar es que esta vieja pendeja botara al marido a la chingada, si iba a tener problemas de actitud y para manejar la ira PUESQUÉCARAJOS, yo no espero a que "accidentalmente" me lance por las escaleras y me mate (mentira, probablemente sí) ni para que me despelleje a mi hijo que tanto me pinches costó formar de mi carnita, parir, alimentar y educar. 


Chavos, que los cristianos no los apendejen. Pero sí miren estas películas porque son graciosísimas, las actuaciones son graciosísimas, pero nada iguala la comicidad del diálogo de la amiga cristiana cómplice (nombre, ni el Jesusito de mi vida). 


En el final de este post, como en las películas, deberían salir los datos estadísticos acerca del problema (violencia familiar, tupincheesposoesunpendejete, abuso sexual a menores), pero no. PORQUE YO SOY 132 Y NO SOY TELEVISA. Bueno, no, es porque se me pega la gana. 


Vean cine bueno. Y así.


PD. Pero soy tan marica que aún así chillé. 

jueves, 28 de junio de 2012

Conexión, certidumbre o ilusión

Mueve los dedos de los pies que no se sienten nada bien. Se aprietan en el vacío contra las paredes de las botas viejas y rotas. Volteo al cielo, imagino que veo allí la Tierra, un satélite pequeño, lejano. Un punto azul. Sonrío porque también te imagino allí. No les pude contar nada a los niños. ¿Te imaginas qué dirían, mamá en otro planeta? Quien sabe. Mejor que se quede así. Sin embargo yo no me he dejado de sentir solo. A veces ya no te extraño mucho. A veces no me acuerdo de ti. Pero cuando puedo extrañarte, se me muere ocho veces el corazón y se me flotan las lágrimas alrededor de la cara y desaparecen en el viento inexistente. Que aburrido es todo ahora. No sé si es diferente o es porque ya no estás conmigo. ¿Recuerdas cuando íbamos al parque de diversiones? Nos subíamos al simulador juntos y las aventuras que tuvimos allí ¡juntos! Cualquiera se enamoraba. Nos tomábamos unas píldoras y las imágenes nos duraban horas. Comíamos esas raras cosas "fritas", y nos íbamos en la noche a hacer a la oscuridad. Al otro día no nos acordábamos ni qué habíamos hecho, pero eventualmente nacía otro bebé. Nos llamaban rebeldes. Espero que te estés diviertiendo. Espero que disfrutes la vida. Espero que sigas viva. Te sigo amando. Por todas esas noches y las píldoras.

Te prometo que algún día volveré a hablar sobre ti. Por ahora, alzo mis ojos al cielo y te juro, TE JURO que vives por un momento. Los niños llaman. Ya me voy.

lunes, 4 de junio de 2012

Bien que te vayas.

Me recargo en el marco de la puerta mientras te veo empacar. Tú no me volteas a ver, estás ocupado largándote de nuestro pequeño hogar, no admiras -como siempre- el vestido que más te gusta que use. Me acomodo la parte de abajo del vestido, y me llevo la mano sobre la suave tela rosada hasta el cuello. Arrojas con violencia tus cosas en la maleta, y luego las vuelves a acomodar arrepentido. No estás enojado con ellas, estás enojado conmigo. Te vas porque no te dije lo que consideras la verdad. Creíste que te mentí. Creíste que había hecho cosas terribles a tus espaldas, besarme con otros hombres, decirles a todos ellos la gran mentira del amor. 


Y ahora te vas, por eso. Los gritos despertaron a los vecinos hasta que decidiste que no seguirías viviendo conmigo una noche más. Ya no. Que hiciera lo que quisiera con total libertad. 


Y me acomodo contra el marco de la puerta viéndote recordar con todas las cosas que tomas. Ahora me odias. Por la sencilla razón de que no te puedo decir quien soy en realidad. Ni siquiera yo lo sé. No te puedo decir si verdaderamente te amor porque ni siquiera yo lo sé. No te puedo decir la verdad porque no existe, no existo yo, porque mis secretos son tan oscuros que tengo que inventarme cada noche para evitar caer en el hoyo negro que supone el vacío de mis sueños. No sé nada, no soy nadie. Y me dejas sola por ello. Te vas porque crees que te he mentido. Y la verdad es que me entregué a ti por no saber qué soy.


Me escuchas y volteas y tu expresión crece en emociones de odio. Odias también que solo te mire, que no llore, que te obligue a regresar, que te diga la verdad. Pero no puedo porque no soy yo, es la vida. Es esto que me ha tocado vivir, una fina capa de sensibilidad indiferente que me arropa como lentes oscuros y me esparce el calor que ¿sabes qué? arde mucho ahora. Es como el odio que no sientes, la tristeza que no sientes, la desilusión que no sientes. Sufrir como no sufres. Está bien que te vayas. No sabes lo que es mirar por los lentes del ciego.


Terminas de hacer tus maletas y me rozas con brusquedad al salir. Te despides con tus espalda y tu silencio. Cierras la puerta. Te pierdes, como todos los demás, para siempre.